Pesca Deportiva
¿Es la pesca deportiva una actividad que debe incluirse en el vasto mundo de los deportes? Algunas reflexiones nos permitirán demostrar que la respuesta es afirmativa.
Además de la intensa preparación mental de los pescadores aficionados, la necesidad de moverse dentro del medio acuático desencadena ejercicio aeróbico de distintos niveles, a predominio de la actividad de cuadríceps y de los bíceps crurales. Asimismo, la posibilidad de vencer la resistencia del agua se asocia con el doble juego de entrenamiento muscular y predisposición a la relajación, en especial cuando la pesca se lleva a cabo en aguas cálidas.
Por otra parte, la fuerza de brazos es un componente esencial de las acciones del pescador deportivo, tanto en medios simples como la pesca de pequeños ejemplares como con el uso de grandes equipamientos para la captura de peces masivos, como ocurre con aquellos aficionados que se embarcan con la meta de alcanzar un tiburón o un marlín. En estos casos, se requiere de cierto entrenamiento previo o bien del asesoramiento de especialistas, tanto para evitar accidentes como para impedir lesiones no deseadas.
En todos estos contextos, existe una creciente conciencia de la condición deportiva de la pesca, lo que trae aparejado consigo una férrea disciplina desde el punto de vista ambiental. Es prácticamente normativo que aquellos especímenes que no se destinarán al consumo alimentario sean devueltos a su origen, tanto para preservar las poblaciones de peces como para evitar el exterminio de especies completas.
En síntesis, la pesca deportiva es una alternativa de gran interés para la práctica del deporte desde los puntos de vista físico y mental, sin olvidar la rigurosa necesidad de protección ecológica que implica el retorno a la corriente fluvial o marina de todos los ejemplares cuyo destino final no sea el consumo.
Foto: Welcome Patagonia
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