Ventajas y Riesgos del Pádel
El pádel es una variante del tenis tradicional que ha adquirido gran popularidad en las décadas de 1980 y 1990. Combinado elementos de distintos deportes, como el frontón, se trata de una actividad atlética en la cual el despliegue físico es muy elevado y que cuenta con la interesante posibilidad de su implementación como ejercicio individual o como disciplina colectiva.
Entre las virtudes que se reconocen del pádel sobresale el elevado consumo calórico que caracteriza a este deporte. Se ha comparado al desgaste energético vinculado con la práctica del pádel con acciones como el remo o el triatlón, reconocidos por su elevada necesidad de calorías. Asimismo, se provoca la ejercitación de los 4 miembros y se entrena una intensa coordinación estática y dinámica para permitir el complejo entramado de eventos de acción y reacción que definen a este deporte.
No obstante, es prudente señalar que el pádel presenta una serie de advertencias que no deben menospreciarse a la hora de definir quienes son las personas que no deberían practicar esta actividad. Se cita que la proporción de ejercicio anaeróbico puede ser muy elevada, con el consiguiente aumento del riesgo de lesiones musculares de magnitud (distensiones, desgarros fibrilares o completos), en especial cuando el precalentamiento y la elongación son insuficientes. De la misma manera, las altas velocidades que alcanza la pelota en un circuito semicerrado como el que se observa en las canchas de pádel incrementa de forma exponencial la posibilidad de traumatismos críticos, en especial a nivel ocular, craneal y torácico.
En consecuencia, este bello y noble deporte no parece recomendable en pacientes con anomalías del gasto cardíaco, así como en personas que utilizan gafas o lentillas de contacto. Como en toda disciplina atlética, la hidratación y la elongación son armas de gran eficacia para evitar complicaciones indeseadas.
Foto: Pádel Asturias
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