Violencia en el deporte
La violencia en el deporte no es un fenómeno reciente, sino que es un problema que se ha ido produciendo desde los inicios de las competiciones deportivas. Sin embargo, la violencia en el deporte no es competencia exclusiva de los denominados ultras o hooligans, sino que el aficionado medio también la ejerce, tanto física como verbal, insultando a la afición contraria, a los jugadores o al cuerpo arbitral. A continuación, trataremeos de dar respuesta a ciertas cuestiones relacionadas con este problema global que tiene gran presencia en países europeos, sudamericanos y norteafricanos.
Actores públicos y privados involucrados este problema
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado
Están formadas por la Guardia Civil y los diferentes cuerpos de Policía. Llevan a cabo su actuación bajo el marco legislativo general que dota de las competencias ordinarias y el marco específico de actuación en eventos deportivos (Ley 19/2007 y Real Decreto 203/2010).
Sus principales funciones en relación a la violencia en el deporte son las de apoyo a los diversos cuerpos sanitarios o de seguridad privada, la vigilancia dentro y fuera del recinto deportivo, la identificación y el registro de individuos sospechosos y la redacción de propuestas de sanción a los asistentes infractores. La Dirección General de la Policía ha creado la Oficina Nacional del Deporte, una unidad de información relativa a la violencia en el deporte que sirve de enlace con los diferentes cuerpos policiales del mundo.
Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Consejo Superior de Deportes.
Este Ministerio es el encargado de proponer y ejecutar la política del Gobierno en materia educativa, así como la promoción y difusión de la cultura española y en español, el impulso de las acciones de cooperación cultural y, en colaboración con el Ministerio de Asuntos Exteriores, el fomento de las relaciones internacionales en materia cultural. Corresponde a este Ministerio la propuesta y la ejecución de la política establecida por el Gobierno de España en materia deportiva.
Por otra parte, el Consejo Superior de Deportes es el organismo público autónomo que ejerce la actuación de la Administración General del Estado en el ámbito de las actividades deportivas. El Consejo Superior de Deportes fue creado mediante el Decreto 2259/1977 de 27 de agosto y, pese a haber dependido orgánicamente de diferentes instituciones, desde el año 2011 lo hace del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Entidades deportivas
La propia Ley 19/2007 contra el racismo, la xenofobia, la intolerancia y la violencia en el deporte recoge tanto las responsabilidades como las obligaciones de los organizadores de eventos deportivos. En dicho texto legislativo se obliga a colaborar con las autoridades en el ámbito de violencia en el deporte, facilitar información sobre los diferentes grupos de animación (así como de las diferentes actividades organizadas por los mismos), colaborar con la localización e identificación de los asistentes infractores y no proporcionar un trato de favor ventajoso a grupos de aficionados que hayan cometido acciones tipificadas como actos de violencia en el deporte. Varios clubes de fútbol español, como el Real Madrid o el F.C. Barcelona han prohibido la entrada de miembros de grupos considerados radicales.
Comisión Estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte
Regulada por el Real Decreto 748/2008 de 9 de mayo, no es sino una consecuencia de los compromisos suscritos en el "Convenio Europeo sobre la violencia e irrupciones de espectadores con motivo de manifestaciones deportivas, y especialmente partidos de fútbol", aprobado en 1985. La denominación actual viene dada por la Ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte. Dentro de la misma, la Comisión Permanente es el órgano sobre el que recae el poder ejecutivo, propone aperturas de expedientes sancionadores y señala los encuentros deportivos susceptibles de ser calificados como de alto riesgo.
Grupos ultras o hooligans
Aunque a priori parezcan dos términos sinónimos, hay una diferencia notable entre unos y otros. Los hooligans, encarnados por los grupos ingleses, tienen un modo de vivir la experiencia deportiva muy diferente a la de los ultras, influenciados principalmente por lo tifossi italianos y barras bravas argentinos. Mientras que los primeros se caracterizan por una animación mucho más comedida, una estética con escasos motivos deportivos y una menor cohesión, los segundos destacan por llevar a cabo espectaculares coreografías en los campos deportivos (tifos), una animación constante, una estética influenciada por los colores de su equipo y una estructura jerárquica mucho más definida. Por otra parte, en ciertos países europeos como Polonia o Rusia, la diferencia estriba en la exposición a la violencia de sus miembros, ya que los hooligans pelean entre sí, mientras que los ultras se limitan a tareas de animación. Esta diferenciación es lógica si tenemos en cuenta que, en estos dos últimos países, los fanáticos suelen realizar quedadas en bosques para enfrentarse a los rivales sin que se disputen encuentros entre los equipos de los que dicen ser aficionados.
En España, la mayor parte de los radicales se autodenominan "ultras" debido a la gran influencia que la corriente italiana ha tenido en estos grupos de animación. Los sucesos violentos no son muy frecuentes debido a que los grupos no son especialmente numerosos, dentro de los cuales destacan: Boixos Nois (F.C. Barcelona), Ultras Sur (Real Madrid), Frente Atlético (Atlético de Madrid), Biris Norte (Sevilla), Frente Bokeron (Málaga), Riazor Blues (Deportivo de la Coruña), Ligallo Fondo Norte (Real Zaragoza), Frente Onuba (Recreativo de Huelva), Supporters Gol Sur (Betis), Ultra Boys (Sporting de Gijón), Iraultza (Alavés), Ultra Yomus (Valencia) o Indar Gorri (Osasuna).
La finalidad esencial de estos grupos es la de animar a sus respectivos equipos, ya que su propia existencia va ligada a los mismos. Sin embargo, la actividades llevadas a cabo por los integrantes de los mismos exceden de la mera animación, llevando a cabo acciones de presión, estableciendo jerarquías de poder, manteniendo relaciones de amistad y enemistad con grupos de otros equipos deportivos, generando importantes flujos monetarios, fruto de la venta de merchandising o entradas, activismo callejero y acciones violentas contra hinchadas rivales.
Cuándo, cómo y por qué se afronta este problema por las autoridades
La entrada del problema de la violencia en el deporte y, más concretamente en los campos deportivos, puede encuadrarse dentro del modelo de movilización, que describe un proceso de establecimiento de la agenda donde las instituciones buscan mover ciertos temas de la agenda sistémica a la institucional. En este caso, el endurecimiento de las medidas y la presión ejercida por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado suele venir motivado por acontecimientos focalizadores, como la muerte de un ultra del Deportivo de la Coruña a manos de radicales del Atlético de Madrid.
Como se ha mencionado con anterioridad, la violencia en el deporte que se lleva a cabo en los campos no es un problema de reciente creación, sino que se remonta a mucho tiempo atrás. El primer precedente legislativo es el anteriormente mencionado "Convenio Europeo sobre la violencia e irrupciones de espectadores con motivo de manifestaciones deportivas, y especialmente partidos de fútbol", aprobado en Estrasburgo en el año 1985, que influye significativamente en la Ley 10/1990, de 15 de octubre, del deporte.
Las disposiciones de la mencionada Ley 10/1990 son desarrolladas por el Real Decreto 75/1992, de 31 de enero, que regula la composición, organización y normas de funcionamiento de la Comisión Nacional contra la Violencia en los Espectáculos Deportivos.
En el año 2007, la Ley 10/1990 fue sustituida por la Ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, que amplía el ámbito material de actuación de la Comisión Estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, tal y como aparece recogido en el Real Decreto 748/2008, de 9 de mayo.
Desde la citada muerte de un radical del Deportivo de la Coruña a manos de ultras del Atlético de Madrid, la violencia en deporte, bien sea dentro de los recintos deportivos o en sus aledaños, es un tema que inquieta a buena parte de la sociedad. Las rivalidades meramente deportivas han dado paso a enfrentamientos con claros tintes ideológicos, utilizando el deporte como un excusa para combatir al políticamente contrario.
Si bien es cierto que la década de los 80 fue la época de nacimiento y radicalización de la mayor parte de los grupos más importantes, y desde entonces se han producido numerosos incidentes, algunos de los cuales con víctimas mortales, la muerte de Francisco Romero "Jimmy", radical perteneciente a la agrupación denominada Riazor Blues (Deportivo de la Coruña), ha sido el desencadenante que ha encendido las alarmas de las autoridades públicas, que han ordenado a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que intensifiquen la lucha contra estos grupos de radicales, prohibiendo la entrada de simbología distintiva, material de animación o pancartas reivindicativas. De esta forma se busca debilitar la actividad de estos grupos, con la consiguiente merma de popularidad y financiación.
Naturaleza de la violencia en el deporte
Los diferentes actores que son parte en el problema objeto de análisis tienen percepciones muy diferentes sobre la naturaleza de este fenómeno empírico. A la hora de definir el problema se atiende a dos parámetros fundamentales: los datos objetivos, como pueden ser los daños económicos en el mobiliario urbano, el número de incidentes violentos entre aficiones o las cifras de uso de material pirotécnico dentro de los recintos deportivos, y el grado de reconocimiento de dichos criterios objetivos.
Los denominados "grupos ultra" consideran que no hay un problema de violencia dentro de los recintos deportivos, sino que la actividad que desarrollan es inherente a la propia existencia de eventos deportivos con una cierta base social, como es el fútbol. La aplicación de medidas restrictivas en prácticamente todo el mundo ha derivado en un movimiento global aunque poco organizado de oposición a la represión policial de los hinchas, que a su vez introduce ciertas reivindicaciones como la lucha contra la mercantilización del deporte (Contra el Fútbol Moderno) y las organizaciones supranacionales como la UEFA.
En cambio, la Comisión Estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte asegura que nos encontramos ante un grave problema que, en ocasiones, excede del ámbito puramente deportivo. Las ideologías extremas de las que hacen gala una parte importante de estas agrupaciones de individuos supone enfrentamientos que poco tienen que ver con meras rivalidades de carácter deportivo. Así mismo, dicho organismo alerta de que los estadios deportivos son un campo de reclutamiento ideológico para jóvenes que se sientes atraídos por la cultura ultra. En sus informes, dicha comisión ha mencionado que en las gradas deportivas se suelen mostrar enseñas, banderas y pancartas con tintes ideológicos radicales que rozan la ilegalidad, y que, a su juicio, son diametralmente opuestos a los valores deportivos.
Para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado estamos ante un problema de seguridad y vandalismo que ocasiona destrozos y altera el orden público. En los partidos considerados "de alto riesgo" la dotación policial se aumenta de forma considerable para evitar cualquier tipo de enfrentamiento.
Las entidades deportivas, en cambio, consideran que este tipo de violencia supone un problema de paz institucional. En ciertos desplazamientos, la afición visitante puede ser agredida por aficionados locales, lo que supone cierta intranquilidad y preocupación en el seno de los clubes. La capacidad de movilización de sectores radicales es, en ocasiones, elevada, lo que puede afectar a la estabilidad institucional si la actitud de la directiva del club va en contra de los intereses de las agrupaciones ultras.
Cómo se combate la violencia en el deporte
No conviene olvidar que pese a la enorme repercusión mediática que tiene dicho problema en momentos puntuales, que coinciden con incidentes de gravedad, no es un asunto que preocupe a un elevado porcentaje de la población, por lo que su erradicación no es uno de los objetivos prioritarios de la Administración Pública. Esto no quiere decir que las instituciones públicas no destinen recursos para frenar la expansión de la violencia en el deporte, ya que numerosos agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado son movilizados con motivo de la celebración de espectáculos deportivos para asegurar que se llevan a cabo de forma segura y de acuerdo con las disposiciones normativas en vigor.
Las autoridades autonómicas y locales tienen escasa importancia en lo referente a la lucha contra la violencia en el deporte, ya que tanto la legislación como la coordinación de los cuerpos de seguridad es competencia de las autoridades nacionales.
Sin embargo, las autoridades autonómicas y locales pueden llevar a cabo campañas de concienciación ciudadana, ya que la violencia en los recintos deportivos no se limita a la ejercida por grupúsculos radicales, sino que en categorías no profesionales es común la presencia de diferentes formas de violencia tanto física como verbal. Es difícil luchar contra este tipo de violencia, ya que en muy pocas ocasiones puede ser atajada por cuerpos de seguridad, dada la gran cantidad de eventos deportivos que se celebran los días de descanso semanal. Por otra parte, un porcentaje elevado de los incidentes son provocados por personas en presencia de niños menores de edad, lo que transmitirá una imagen errónea de los valores deportivos y puede condicionar el comportamiento futuro de las nuevas generaciones.
Obstáculos para erradicar la violencia en el deporte
Obstáculos políticos
La persecución de un determinado segmento de la afición y la imposición de medidas restrictivas a sus componentes puede derivar en un endurecimiento en el trato del resto de aficionados, lo que a su vez puede ser el germen de protestas ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que pueden verse desbordados ante un aluvión de reclamaciones e incluso denuncias. La tensión que puede generarse dentro de la masa social de los clubes deportivos podría suponer cierta oposición por parte de los dirigentes de dichas entidades, para así mantener cierta paz institucional.
La influencia de los principales clubes deportivos, en concreto los de categorías superiores, es muy alto y gozan de cierta capacidad de movilización, que podría traducirse en movilizaciones contra la Comisión Estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte.
Obstáculos administrativos
Una aplicación férrea de la normativa podría suponer un notable aumento de volumen de trabajo en los Juzgados de lo Contencioso-administrativo ante eventuales recursos por parte de los individuos sancionados. La carga de trabajo asociada al problema objeto de estudio podría ser un lastre para los ya de por sí saturados Juzgados. La necesidad de recursos materiales y humanos podría suponer un desembolso añadido, dentro de un contexto de ajustes presupuestarios y recortes en el gasto administrativo.
Obstáculos por parte de los radicales
A pesar de la presión policial, las multas económicas y las prohibiciones de acceso a recintos deportivos, los radicales han continuando acudiendo a los encuentros y han seguido ejerciendo sus actividades, aunque con menor presencia y fuerza que hace unas décadas en las que los recién creados grupos ultras poseían una masa social enorme y contaban con el apoyo de gran parte de las aficiones, que los veían como jóvenes dispuestos a animar a su equipo bajo cualquier circunstancia. Si bien es cierto que los grupos ultras españoles no han llevado a cabo acciones de presión conjunta, principalmente por falta de organización y excesivo afán de protagonismo, la oposición frontal a la Ley 19/2007 a los supuestos tratos vejatorios y violentos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o a la mercantilización del deporte son los nexos que unen a dichas agrupaciones radicales, que resisten a los intentos de erradicación por parte de los organismos públicos.
Como podéis comprobar, la violencia en el deporte es un tema muy serio y hemos intentado abordarlo de forma seria y desde distintos puntos de vista. ¿Qué opinión tienes al respecto?
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